MAGOSTA 2012

Ayer, en el cole, volvimos a celebrar otro año más una de las tradiciones más nuestras: LA MAGOSTA. 

Este es el proceso que guió todo, mirad.

El martes por la mañana, comenzamos por colorear con ceras blandas unas castañas, para fabricar unas coronas magosteras, se les aplicó barniz y se pegaron en tiras de cartulina. ¡Mirad qué castaño tan chuli!

Recordamos una canción que ya aprendimos el año pasado. Estaba chupado aprendérsela, sólo había que recordarla... ¡Si el mismísimo Platón nos hubiera visto aplicar su Teoría de la Reminiscencia, habría estado orgulloso de nosotros!

(No es copia, sino una muestra de escritura espontánea)

Ese mismo día por la tarde, nos fuimos a recoger castañas. La responsable del material se encargó de llevar la cesta para la recogida:

Fuimos a la iglesia, por el paseo:

Vimos un árbol como uno que Javier tiene en  su casa. Aprendimos que su nombre es sauce llorón. "Claro, las ramas y las hojas le caen como si estuviera llorando"...  Todo encaja.

Contemplamos el río:

Leímos en una señal que ponía "Puente Viesgo":

Y la emoción nos impidió pensar en cómo cientos de castañas habrían caído de unos plátanos podados, sin ni una hoja ni una rama siquiera...

¿¿¿Será por lo que los adultos dicen a veces "qué inocentes"???...

Comenzamos a recogerlas sin más miramientos. Los mayores tuvimos cuidado de no ser muy abusones y dejarles también a los pequeños que recogieran todas las que pudieran.

Nos turnamos la cesta en la recogida, porque cada vez iba pesando más y más...

Cuando estuvieron todas las castañas recogidas y no quedó ni una entra la hierba, nos volvimos para el cole, disfrutando de la buena tarde con solete.

Ya el miércoles, las castañeras y castañeros asaron el rico fruto del otoño en el porche, mientras todos los alumnos del cole participábamos en diferentes juegos organizados en el pabellón, en los que la protagonista principal, no podía ser otra que la propia castaña.

Después, cuando los juegos se acabaron, salimos al patio con unos cucuruchos de papel de periódico que nos habían hecho las profes y con el que se podía jugar a ser "la libertad", según Mario, a quien le sale muy bien, como se puede ver en la foto:

Los papás y mamás del AMPA nos llenaron los cucuruchos de castañas y nos dieron bebida rica. Juntos, nos fuimos a la pista a comerlas. Estaban deliciosas y este año, como ya somos muy mayores, prácticamente no hemos necesitado ayuda para pelarlas.

Cuando acabamos, lo recogimos todo, tiramos los desperdicios a la basura y nos fuimos a jugar un ratuco hasta la hora de volver a clase. Aunque algunos aprovecharon el momento de quedarse solos para charlar un poco más íntimamente... y es que ya es de dominio público que esta parejita se cuida y se mima a diario sin descanso. Y si no, mirad las fotos e interpretad el lenguaje corporal...

Subimos a clase y nos despedimos hasta el lunes con la canción de La Magosta. Aquí tenéis la prueba.

¡Un final genial para una gran tradición!